El misterioso florecimiento prematuro de un cerezo es un suceso que ha intrigado a muchos botánicos en todo el mundo.

Las semillas que dieron origen al cerezo misterioso fueron llevadas al espacio en noviembre del 2008 cuando el astronauta japonés Koichi Wakata viajó a la Estación Espacial Internacional. Fueron llevadas ahí como un gesto simbólico, al ser esta planta un emblema nipón por excelencia.

Estuvieron fuera de la Tierra hasta julio del 2009, tiempo suficiente para darle la vuelta al planeta unas 4100 veces. A su regreso, algunas de ellas volvieron a sus lugares de origen, entre ellas el Templo Ganjoji, donde los monjes se encargaron de plantarlas.

El cerezo del Templo Ganjoji comenzó a crecer normalmente hasta que en la primavera del 2014, menos de cinco años después de su siembra, el árbol, de unos 4 metros de altura, floreció.

Según los expertos, para que un cerezo esté listo para que broten sus flores, lo normal es que transcurra un tiempo aproximado de 10 años, proceso que en este caso se adelantó en casi 6 años, algo sin precedentes.

Además sus flores parece que han vuelto al origen de la evolución de los cerezos, cuando las flores tenían 5 pétalos. El árbol madre de este ejemplar, el cual se estima que tiene unos 1250 años, tiene flores de 30 pétalos, su hijo, solo 5.

Las radiaciones cósmicas pudieron provocar mutaciones al azar en las semillas, provocando daños letales en algunas y otras mutaciones no letales en otros.

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