El Ruso Constantin Fahlberg en el año 1870, se encontraba trabajando con carbón de hulla, (siendo hoy utilizado como pintura anticorrosiva), éste observó las reacciones con el cloro, el fósforo y el amoníaco. Al llegar la noche notó que en sus dedos se podía saborear una sustancia dulce al haber sído una de las mezclas en sus manos.

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