El ejército de los Habsburgo obtuvo una primera victoria frente a los protestantes bohemios en 1620, en la batalla de la Montaña Blanca. Pero pronto la guerra había de convertirse en un conflicto internacional, donde a las motivaciones religiosas se unieron intereses políticos de diversos estados.

Con los Habsburgo se aliaron: la España de Felipe IV, Polonia, Sajonia y Baviera. Junto a los protestantes de Federico V combatían los demás estados protestantes de Alemania, las Provincias Unidas, Dinamarca y Suecia.

En la primera fase de la contienda, el equilibrio bélico se inclinó del lado de los católicos, la ya citada batalla de la Montaña Blanca y la derrota del ejército danés en 1628. Envalentonado por las primeras victorias, Fernando II promulgó en 1629 el Edicto de la Restitución, por el que obligaba a los protestantes a la devolución de los bienes confiscados a la Iglesia desde 1552. Se produjo una nueva rebelión, apoyada por Suecia: el ejército sueco avanzó con celeridad llegando en poco tiempo a las puertas de Viena. Solo la muerte del comandante de las tropas protestantes, Adolfo Vasa, permitió a las tropas imperiales recuperar la iniciativa, batalla de Nordingen en 1634.

El punto de inflexión se produjo con la intervención de Francia. Sus tropas derrotaron al ejército español en Rocroi en el año 1643 e invadieron Baviera. Los Habsburgo se vieron obligados a declararse derrotados.

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