Un cometa es un pequeño cuerpo (un peñasco de unos pocos kilómetros de diámetro, básicamente) formado por roca y hielo que orbita en torno al Sol en órbitas muy excéntricas (en algunos puntos se aleja mucho del Sol y en otros pasa muy cerca).

En un principio, se puede pensar que las colas llevan una dirección contraria al movimiento del cometa (parece intuitivo, ya que es lo que normalmente observamos aquí en Tierra).

Pero este argumento ya falla cuando observamos las dos colas, ya que éstas tienen diferentes direcciones.

La clave está en que el espacio está vacío, luego no hay rozamiento cuando un cuerpo se mueve. Como resultado, obtenemos que la dirección de las colas no es la contraria al movimiento del cometa.

Por un lado tenemos la cola de gas, que está muy afectada por el viento solar (producido por las partículas y radiación que emite el Sol). Por lo que la dirección de esta cola siempre apunta en dirección contraria a donde se encuentra el Sol.

Y por otro lado, tenemos la cola de polvo. Ésta también está afectada en gran medida por el viento solar. Pero como está formada por partículas pesadas (en comparación con el gas, ya que casi nunca consta de partículas más grandes que un centímetro), éstas presentan una inercia mayor, lo que da como resultado una cola en dirección opuesta al Sol pero ligeramente curvada en la dirección del cometa.

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