En la antigua Grecia se creía que cada persona nacía con un espíritu protector para toda la vida, que tenía una relación de acercamiento el día del nacimiento del individuo. Otras culturas en Europa antigua celebraban el cumpleaños y soplaban velas, colocadas en forma de círculo, con el fin de brindar protección al cumpleañero y alejar los malos espíritus, por el lapso de un año.

La Iglesia cristiana y católica veía con malos ojos los rituales alrededor del cumpleaños, ya que se trataba de un ritual pagano.

Esta postura cambió aproximadamente en el siglo cuarto después de Cristo, cuando los católicos empiezan a festejar el natalicio de Jesús el 25 de diciembre.

A partir de allí, los seguidores de la iglesia católica empiezan a festejar su propio cumpleaños.

Fueron los alemanes quienes introdujeron a esta celebración el uso de un pastel de cumpleaños. Ellos establecieron colocar en ese pastel las velas (haciendo alusión a las velas de la antigüedad) pero esta vez, serían tantas velas como años se cumplen y una vela adicional, que simbolizaría “la luz de la vida”.

En la modernidad, la celebración de un cumpleaños es una oportunidad para socializar. Es un ritual que se celebra mundialmente, con una torta con velas que se soplan (a veces tantas como años se cumplan), música, comida y regalos.

Actualmente, algunos grupos cristianos, conservan la tradición antigua de no celebrar cumpleaños por considerarlo, un ritual pagano.

Más información: es.wikipedia.org