Creados por el emperador Carlos de Habsburgo, los tercios constituyeron la élite de los ejércitos españoles entre los siglos XVI y XVII. Fueron la primera fuerza en combinar en una misma unidad armas blancas y de fuego, haciéndoles casi invencibles en el campo de batalla durante más de un siglo.

Fue creada inicialmente como guarnición para los distintos territorios conquistados es por esa razón que aquellas primeras compañías fueron conocidas como los Tercios Viejos de Lombardía, de Nápoles y de Sicilia.

Una característica distintiva de estas unidades es que estaban formadas íntegramente por soldados profesionales que se debían al rey o al noble que los comandara en su nombre y respondían ante él por sus acciones.

Por su buen rendimiento en batalla, empezó a forjarse su leyenda de invencibilidad y se convirtieron en unas tropas de élite a las que Carlos de Habsburgo y sus sucesores recurrieron en sus guerras más difíciles.

Fueron la primera unidad militar en combinar de forma efectiva las armas tradicionales y las de fuego. Estaba compuesto por tres tipos de soldados: piqueros, arcabuceros y mosqueteros.

A mediados del siglo XVII, los tercios estaban en crisis por un armamento obsoleto y la ausencia de nuevos soldados para cubrir las bajas. La agonía de una unidad que durante más de un siglo había dominado los campos de batalla europeos era ya innegable. Terminaba así la historia de una unidad que había sido pionera de un nuevo modo de hacer la guerra.

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