Los radios no transmiten, las brújulas enloquecen, hay luces extrañas en la noche y cae basura espacial, como si un halo magnético la atrajera. Esto dicen que pasa en la Zona del Silencio, zona desértica que comparten los estados de Coahuila, Chihuahua y Durango.

La explicación más simple: aquí hay grandes concentraciones de hierro, lo que da un gran magnetismo. Por eso las brújulas no funcionan. Pero es falso que no haya comunicaciones radiofónicas. Tienen las interferencias propias de un lugar alejado. Aunque no falta quien diga que se oyen voces extrañas entre la estática.

La UNESCO le dio el reconocimiento como la “Reserva de la Biosfera de Mapimí” ya que es el hogar de especies endémicas y únicas en el mundo contando con 350 variedades de plantas sobresaliendo: el matorral, mogotes, pastizales, cactus, nopal rojo y violeta; más de 270 especies de animales como el halcón pálido, la lechuza de madriguera, el venado, el puma, coyote y el lince resaltando la tortuga de bolsón o tortuga del desierto, que de acuerdo a sus características, es única en su especie.

Aquí también se han hallado fósiles de fauna y flora de mar, con una antigüedad de 70 millones de años. Pues este desierto, durante la era mesozoica, fue el mar Tetis.

Si visitas la Zona del Silencio, bien puedes disfrutar de una excitante noche observando las estrellas, las constelaciones y los cometas que iluminan con sus colores la inmensa obscuridad, puedes ir a cargarte de energía o a jugar con tu brújula.

Más información: marcianosmx.com