Una batuta es un corto y fino palillo del cual se sirve la mayoría de los directores de orquesta para dirigir una obra, pero además usan las manos o los brazos.

El invento de la batuta debe atribuirse al compositor Jean-Baptiste Lully (1632-1687), creador de la ópera francesa y autor entre otras muchas cosas, y muy curiosamente, del himno «God Save the King», himno nacional del Reino Unido desde mediados del XVIII.

Las batutas de entonces medían dos metros de largo y en vez de blandirse en el aire, como vemos que se hace hoy, se aporreaban con ellas el suelo para así mantener el ritmo y llevar el compás de las notas musicales.

Jean-Jacques Rousseau (1712-1778), filósofo francés del XVIII, decía que escuchar música era tarea ingrata, ya que se oía más el bastón del director golpeando el suelo o el atril para llevar el compás, que la música misma.

Para evitar tan serio inconveniente, algunos directores de orquesta empezaron a dirigir con la mano. Pero tanto los directores de orquesta como los asistentes a conciertos favorecieron el triunfo de la batuta, cuyo uso actual fue iniciativa del compositor y director de orquesta alemán Carl Maria von Weber (1786-1826) en la ciudad alemana de Dresde, en un concierto dirigido por él en 1817.

El director se colocaba junto a la concha del apuntador de espaldas a los músicos. Fue en 1876 cuando el director se colocó por primera vez frente a su orquesta y de espaldas al público.

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