A 300 kilómetros de Estambul (Turquía) se encuentra la famosa Troya de las leyendas griegas. Sus ruinas están sobre la colina Hisarlik, en la provincia Çanakkale, entre los estrechos de Dardanelos con un acceso estratégico al mar Negro.

Muchos arqueólogos creían que realmente esta ciudad nunca había existido, pues solo se tenía constancia de ella a través de los poemas épicos de Homero, donde nos cuenta la destrucción de la rica y gran amurallada Troya, tras 10 años de asedio, en el año 1 180 a.C.

A través de obras como La Ilíada donde nos cuentan la batalla de Troya entre los aqueos y los troyanos, La Odisea donde Homero nos cuenta las aventuras del héroe Odiseo de vuelta a casa tras la victoria en Troya y La Eneida de Virgilio se construyó un mito sobre esa ciudad.

Pero en el siglo XIX, un fanático y rico lector de La Ilíada se lanzó a la búsqueda de las ruinas de Troya. Se trataba del alemán Heinrich Schliemann (1822-1890) que logró desenterrar la mítica ciudad. .

A pesar de tener en su contra a toda la comunidad científica de la época, Schliemann comenzó las excavaciones en la colina de Hisarlik (Turquía), cerca de la costa, en septiembre de 1871, con un total de ochenta trabajadores.

En 1882, Schliemann convenció al arqueólogo alemán Willhelm Dörpfeld (1853-1940) para que se uniera a su aventura, ayudándole a interpretar las unidades estratigráficas de Troya.

En 1998, el sitio arqueológico de Troya fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Más información: es.m.wikipedia.org