La ciudad iraní de Zabol es la más contaminada del mundo, según informes de la OMS. A 200 metros de altura solo se divisa una extensión infinita de tierra árida, sin vegetación que la oxigene. En esta urbe de 130.000 habitantes, situada en el sureste de Irán, no hay industrias que inunden el aire de gases contaminantes. Ni vertederos llenos de residuos ni ríos infectados. Aquí, lo que hay es viento. Un viento permanente, que sopla durante todo el año. Y mucha sequía.

La falta de precipitaciones provocada por el cambio climático y la mala gestión de los recursos hídricos han evaporado los cursos fluviales y secado los humedales, permitiendo que el viento erosione las cuencas de ríos y lagos, y se lleve una gran cantidad de partículas de arena que, sostenidas en el aire de forma continuada, convierten esta ciudad en un lugar irrespirable. Lo peor llega en primavera, cuando empiezan los llamados 120 días de tormentas de arena. Como si se tratara de una maldición, durante cuatro meses exactos Zabol vive intensas tormentas que cubren de arena tejados y vehículos, impiden la visibilidad en el exterior y encierran a sus ciudadanos en casa.

La tuberculosis es una enfermedad endémica; abundan los enfermos de EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) debido a la exposición permanente de sus pulmones al polvo en el aire,sufren alergias y hongos epidérmicos, También padecen problemas de visión debido a la precipitación de partículas en los ojos.

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