El primer ciudadano con un permiso de conducir como hoy lo entendemos fue un tal Léon Serpollet, en 1891 en Francia.

En 1893 el prefecto de policía de París exigía un «certificado para conducir vehículos a motor, a vapor o de petróleo». Había exámenes de conducción, y también morales a modo de test psicotécnico. El 10 de marzo de 1899 se decretó la obligación de poseer un permiso de conducción de automóviles.

Desde entonces, el examen de conducción o prueba de aptitud para obtener el permiso de conducción se ha convertido en un procedimiento esencial para la vida moderna, diseñado para medir la capacidad de una persona para conducir un vehículo de motor.

Existe en varias formas en todo el mundo, y es a menudo un requisito para obtener el permiso o la licencia de conducción. Una prueba de conducción generalmente consta de una o dos partes: la prueba práctica, llamado examen práctico, utilizado para evaluar la capacidad de conducción de una persona bajo condiciones operativas normales, y el examen teórico para confirmar el conocimiento del aspirante a obtener el permiso de conducir sobre las leyes y reglas viales pertinentes.

En algunos países asiáticos (Japón, Corea del Sur, Taiwán) las pruebas de maniobras están cronometradas, significando hay un tiempo mínimo para que un conductor complete estas tareas, para no entorpecer el tráfico.

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