Los ferrocarriles japoneses se encuentran entre los más puntuales del mundo. El retraso promedio en el Tokaido Shinkansen en el año fiscal 2018 fue de 0,7 minutos. Cuando los trenes se retrasan cinco minutos, el conductor hace un anuncio pidiendo disculpas por el retraso y la compañía ferroviaria puede proporcionar un "certificado de retraso" (遅 延 証明書), ya que nadie esperaría que un tren llegara tan tarde.

Los pasajeros japoneses dependen en gran medida del tránsito ferroviario y dan por sentado que los trenes funcionan a tiempo. Cuando los trenes se retrasan una hora o más, incluso puede aparecer en el periódico.

Sin embargo, algunos argumentan que el personal ferroviario está bajo demasiada presión por parte del público. A estos estrictos estándares se les consideran ser la causa de accidentes graves como el ocurrido en Amagasaki en 2005.

Según cuenta Takeshi Hara, profesor de la Open University of Japan, “la tradición de cumplir escrupulosamente con los horarios se remonta a los antiguos trenes especiales en los que viajaba la pareja imperial”. Así, recordaba en el diario Asahi Shimbun, el tren que llevó al emperador de Kioto a Tokio en 1928 cumplió con su horario al segundo.

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