En 1852, cuando se hacían unas reformas en el depósito de aguas termales del balneario de Vicarello, a orillas del lago Sabatini, al norte de Roma, se produjo un hundimiento que dio acceso a las ruinas de unas antiguas termas romanas en las que aparecieron miles de monedas y objetos metálicos, de muy diferentes épocas, que se remontaban en los estratos más antiguos a instrumentos líticos de época tardo-prehistórica.

Aquel tesoro hoy se considera de un valor histórico y, en cuanto a las monedas, el más numeroso e importante hallado jamás en Italia.

Pero en aquel tesoro también había vasos y objetos votivos de oro, plata y bronce, que se suponía eran ofrendas a Apolo que se hacían en aquel sanatorio-santuario de aguas termales.

Todo ello descubierto en unas excavaciones faltas de rigor académico y control, donde no faltaron los hurtos de piezas, muchas de las cuales terminaron fuera de Italia dispersas por colecciones y museos.

Entre aquellos vasos había cuatro de plata, de valor único y excepcional, con forma de columna miliaria con las que en Roma se marcaban las millas de las calzadas, de cuatro tamaños diferentes, en los que había grabados los nombres de las ciudades del trayecto Gades-Roma, indicando el número de millas de cada etapa entre ciudad y ciudad.

Los nombres de Gades y Roma figuraban, en mayor tamaño y con diferentes grafismos, junto al borde de la boca de los vasos, cubriendo el resto de las inscripciones toda la superficie exterior de los cilindros.

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