El descubrimiento de la Tumba de Pakal dentro del Templo de las Inscripciones en Palenque es uno de los hallazgos más importantes en la historia de la arqueología de México.

Después de tres años de trabajo para retirar los escombros y abrirse camino al interior de la pirámide, el equipo de arqueólogos dirigido por Alberto Ruz Lhuillier logró acceder al sarcófago del antiguo gobernante maya que se encargó de convertir a Palenque en la ciudad más esplendorosa de la región maya central.

Una cámara que representa el inframundo maya revelaba la ubicación de los restos de K’inich Janaab’ Pakal, que se hallaron debajo de una enorme lápida de siete toneladas de peso con un altorrelieve que muestra una imagen que ha provocado todo tipo de teorías.

En el centro aparece Pakal ligeramente inclinado hacia adelante, con un árbol en forma de cruz que simboliza los cuatro rumbos cósmicos.

Esta lápida ha sido objeto de un sinfín de interpretaciones erróneas, debido a que para algunos el relieve muestra un tablero similar al de una nave espacial, lo cierto es que esta obra de arte retrata el camino del gobernante desde el inframundo hacia el cielo.

Según Mercedes de la Garza, historiadora especialista en la cultura maya, todo el conjunto dentro del Templo de las inscripciones tiene un poderoso simbolismo relacionado con el inframundo, los ancestros de Pakal y la cosmovisión maya. La pirámide simboliza el inframundo al cual descendían los espíritus de los muertos.

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