Tombuctú es una ciudad de Mali, apodada la de los 333 santos, a orillas del río Níger, que en el pasado disfrutó de un enorme esplendor económico y cultural. Su posición estratégica, a las puertas del Sahara, la convirtió en uno de los primeros centros comerciales para las rutas caravaneras que transitaban entre el África subsahariano y el desierto.

La ciudad fue fundada por los tuareg en torno al año 1100 durante la dinastía Mandinga. En el siglo XIV se construyó la muralla actual y la primera mezquita. Tuvo su mayor esplendor durante el reinado de los Askia (1493-1591), con más de 100 000 habitantes de diversas etnias; fue capital intelectual y espiritual y centro para la propagación del islam en toda África durante los siglos XV y XVI. Sus tres grandes mezquitas recuerdan la edad de oro de Tombuctú.

El acceso a la ciudad estuvo vetado durante siglos a los "infieles", no musulmanes; hecho que contribuyó a incrementar su aura mágica entre los europeos. Tombuctú también fue famosa por su cultura; se convirtió en un centro de estudios islámicos gracias a las diversas facultades de la prestigiosa Universidad de Sankore y de otras madrasas.

Entre 1893 y 1960 estuvo bajo la dominación colonial francesa, momento en que fue levantada la prohibición a los no musulmanes, llegaron a su universidad letrados y científicos de diversos lugares.

La ciudad con sus impresionantes y frágiles construcciones de adobe, es Patrimonio de la Humanidad desde 1988.

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