El hákarl, es un plato de la cocina islandesa, considerado un manjar.

Está hecho de carne de tiburón de Groenlandia, que son unos grandes especímenes capaces de llegar hasta los 1.400 kilos, pero su carne es tóxica.

Cuando los antepasados vikingos colonizaron la isla hace siglos, el tiburón abundaba en las heladas aguas del Atlántico Norte y se convirtió en el principal alimento de la isla.

Su contenido en urea y óxido de trimetilamina, hacían muy poco aconsejable su consumo fresco, por lo que de manera tradicional se dejaba pudrir durante un tiempo hasta que estos componentes desaparecían de la carne.

Hoy en día primero, el tiburón es decapitado. Luego, para eliminar el veneno, se practica un agujero poco profundo en la arena y se coloca en él con piedras, arena y grava en la parte superior.

La presión de las piedras hace que los líquidos se filtren durante un período de 6-12 semanas, un marco de tiempo que permite al tiburón fermentar adecuadamente.

Después de esto, el tiburón fermentado, que puede medir 8 metros de largo es sacado del suelo, cortado en trozos largos y colgado para secar durante varios meses.

Cuando llegue el momento, las piezas se retiran, la piel se elimina y la carne se corta en rodajas o cubos y se sirve acompañado de un aguardiente típico denominado brennivín.

Se encuentra de dos maneras (en cualquier supermercado): glerhákarl, carne rojiza y firme, proveniente del vientre y skyrhákarl, carne blanca y blanda, proveniente del cuerpo.

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