En 1502, mientras los europeos miraban hacia las Américas, los mapas de aquel continente aún por descubrir se convirtieron en deseados objetos de poder e intriga. Líneas costeras de las cuales, por aquel entonces, no se tenía la más remota idea de a donde podían dirigirse: puertos, ríos, recursos y enclaves estratégicos.

Alberto Cantino, un espía italiano, consiguió hacerse con un mapa portugués que revelaba sorprendentes hallazgos en el Nuevo Mundo.

Hecho en Lisboa y terminado en 1502, su fecha de elaboración es incierta, y el cartógrafo que lo trazó es anónimo, el Planisferio de Cantino presentó nuevos datos sobre el Nuevo Mundo al tiempo que incorporó algunos rasgos clave de la cosmovisión medieval. Incluía información inédita hasta el momento sobre las rutas comerciales portuguesas y el progresivo descubrimiento de las costas del actual Brasil.

El Planisferio, consta de seis piezas de pergamino unidas a un gran lienzo de unos 1,2 x 2,4 metros. Se trata del primer mapa en el que se incluyen el ecuador, los trópicos y el círculo polar ártico, además de ser también el primer mapa en el que se ve representado la “Línea de Tordesillas”.

En África se muestran algunos monumentos coloniales como el castillo de São Jorge da Mina, construido en la década de 1480, en la actualidad forma parte de la colección de la Galería Estense de Módena. Un magnífico recordatorio de los primeros esfuerzos de Europa por trazar el mapa del mundo según lo fueron descubriendo.

Más información: es.wikipedia.org