Cien kilómetros al norte de Lisboa, Nazaré recibe las olas más grandes del mundo, generadas en las tormentas de invierno del Océano Atlántico, a cientos de kilómetros de distancia. Su gran tamaño se debe a la presencia de un cañón sumergido: el famoso cañón de Nazaré.

Los cañones son formaciones geomorfológicas normalmente asociadas con la erosión del suelo causada por un río. En Nazaré, el origen puede ser tectónico, es decir, la grieta abierta por un terremoto hace millones de años.

Su forma de embudo, estrechándose en la Playa do Norte, es la que provoca las enormes olas que han alcanzado alturas de 30 metros ideales para el surf más extremo.

Este cañón tiene una profundidad que varía de 50 metros a casi 5.000 metros. Mientras tanto, en la playa del Norte, el fondo es la plataforma continental, mucho menos profunda. Una ola se rompe cuando su altura es mayor que la profundidad, por eso, las olas que viajan sobre el cañón de Nazaré no pierden ni velocidad ni altura.

Se utilizan motos de agua para ayudar a que los surfistas tomen velocidad. A este tipo de surf se le llama tow-in, para practicarlo se utilizan tablas pequeñas con dos agarres para los pies que ayudan al surfista a tener más control en el agua.

En noviembre de 2011, el surfista Garrett McNamara rompió el récord de la ola más grande jamás surfeada en el mundo, con una altura de 23,7 m quedó registrado en el Guinness World Records.

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