El encuentro tuvo lugar en Guayaquil, una base naval, que Bolívar pretendía que fuera parte del suelo colombiano, aunque San Martín la reclamaba para Perú, sin testigos, en una vivienda cercana al muelle, donde cambiaron palabras durante una hora y treinta minutos. Allí trataron de armonizar sus convicciones, un San Martín acongojado por la falta de apoyo de su patria, y un Bolívar exitoso, audaz y sumamente político. El primero se puso a las órdenes de Bolívar, para combatir bajo su mando. Pero Bolívar no aceptó, y San Martín decidió alejarse del campo de la lucha armada. Tampoco habría consentido a entregar los auxilios militares requeridos por San Martín, estando dispuesto a aportar sólo tres batallones (1.400 hombres) lo que resultaba insuficiente para llevar a cabo la campaña patriótica que pretendía el argentino.

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