Además de ser uno de los artistas plásticos más destacados del siglo pasado, Joan Miró está considerado como uno de los más importantes exponentes de la corriente surrealista. Nació en Barcelona en 1893, pero sus paisajes emocionales, los que lo formarán como persona y artista, son esencialmente Mont-roig, París, Mallorca y más adelante Nueva York y Japón.

En sus obras reflejó su interés en el subconsciente, en lo «infantil» y en la cultura y tradiciones de Cataluña. Aunque se le asocia al arte abstracto por su estilo maduro de formas estilizadas e imaginarias, en su juventud se inició en la figuración, con fuertes influencias fauvistas, cubistas y expresionistas, pasando a una pintura plana con cierto aire naïf, como lo es su conocido cuadro La Masía del año 1920. A partir de su estancia en París, su obra se vuelve más fantasiosa y onírica, coincidiendo con los puntos del surrealismo e incorporándose a este movimiento.

Su arte roba de la infancia, pero también de la cultura popular, por lo que hay mucho simbolismo (el pájaro, las estrellas, la figura femenina…) que refleja su visión ingenua, feliz e impetuosa del mundo.

Más información: es.wikipedia.org