Las casas de colores del risco de San Juan, uno de las 5 lomas que desde el siglo XVII fueron habitadas alrededor de Las Palmas de Gran Canaria, son una de las fotografías más habituales de la ciudad.

En este lugar, un antiguo hospital, fue donde en 1934 el pintor Jorge Oramas retrató las casas de los riscos circundantes enfatizando sus tonalidades. Los vecinos las coloreaban usando lo que había sobrado de pintar los barcos del puerto de la Luz. Normalmente con colores primarios. Amarillos, rojos, azules. De ahí su fuerza, que contrasta con la humildad de las viviendas. Su desorden es parte también de su irresistible encanto.

El Risco de San Juan ya es mencionado en el siglo XVII por la representación cartográfica de Pedro Agustín del Castillo. Incluye todos los históricos "riscos" de San Lázaro, San Nicolás, San Roque, San Juan y San José, que representan suburbios históricos, lugares donde vivían los artesanos y la clase más humilde en viviendas autoconstruidas o casas-cueva.

El asentamiento de población en San Juan fue lento hasta los siglos XIX y XX, teniendo además en cuenta el olvido que padeció la isla de la Corona Castellana y los continuos ataques de piratería abanderados como corsos por distintas monarquías europeas.

La población es la típica de los riscos, constituida por familias de origen humilde como criados, arrieros, artesanos pobres, jornaleros, costeros y pescadores, descendientes de migraciones interiores, de esclavos y población marginal.

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