A comienzos del invierno de 1942, los gobiernos de las potencias aliadas anunciaron su determinación de castigar a los criminales de guerra nazis. El 17 de diciembre de 1942, los líderes de los Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y la Unión Soviética hicieron pública la primera declaración conjunta donde se reconocía oficialmente el exterminio masivo de judíos europeos y se determinaba que se enjuiciaría a los responsables de la violencia perpetrada contra poblaciones civiles.

Aunque algunos líderes políticos eran partidarios de ejecuciones inmediatas en lugar de juicios, los aliados decidieron formar un Tribunal Militar Internacional, así lo expresaba Cordell Hull: “una condena después de un juicio como este, será la sentencia de la historia y los alemanes no podrán decir que se les arrancó por la fuerza una confesión de culpabilidad”.

Los juicios de los principales funcionarios alemanes iniciaron oficialmente en la ciudad alemana de Núremberg el 20 de noviembre de 1945, seis meses y medio después de que Alemania se rindiera.

Tras extenso debate, se seleccionaron veinticuatro acusados que fueran una muestra representativa de la dirigencia diplomática, económica, política y militar nazi. Adolf Hitler, Heinrich Himmler y Joseph Goebbels nunca fueron juzgados, ya que se suicidaron antes de que finalizara la guerra.

Los recuerdos de éste acontecimiento no son nada gratos para la humanidad, sin embargo, esto sucedió y nos corresponde vivir con ello por siempre.

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