Se desconoce quién fue el inventor del helado. Las primeras referencias vienen de China 3000 a.C., donde acostumbraban a preparar una pasta de leche de arroz mezclando nieve.

Se cree que Alejandro Magno trajo de Oriente mezclas de ensalada de frutas con miel, estas mismas estaban guardadas en potes de barro y eran enterrados en el piso y se mantenían fríos con la nieve del inverno. El Emperador Nerón mandaba a sus esclavos a las montañas para buscar nieve para congelar la miel, la pulpa de las frutas o los jugos.

En el siglo XIV, el veneciano Marco Polo al volver de su famoso viaje al Oriente, además de introducir la pasta en Europa, trajo una receta para hacer helados de agua, muy parecidos a los actuales.

Para el siglo XVI el helado ya se producía en Inglaterra y en Italia. Su consumo era casi exclusivo de la realeza y de las clases privilegiadas. En 1553 cuando Catalina de Médici se casó con Enrique II llevó a Francia una receta de un postre helado muy parecido a los helados italianos a base de leche.

En 1686 este postre se comenzó a vender, servidos en tazas de porcelana, en el primer café de París, "Café Procope", del chef siciliano Francesco Procopio dei Coltelli. Se dice que el mismísimo Luis XIV envió por este hombre para felicitarlo por su producto, el cual era vendido al público en general, así que dejó de ser un postre exclusivo de la élite.

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