La bola de escribir fue inventada en 1865 por el danés Rasmus Malling-Hansen. Una vez patentada y mejorada, pasó a producción y comercialización, convirtiéndose en la primera verdadera máquina de escribir en llegar al mercado.

El diseño de la máquina de Hansen tiene la particularidad de funcionar con un teclado semiesférico con 52 teclas de latón pensado para trabajar de forma rápida y cómoda. También contaba con un sistema eléctrico para desplazar el papel.

Parece ser que podía alcanzarse una velocidad de escritura, con uno de estos dinosaurios de la escritura, asombrosa.

El ingenioso Hansen se adelantó a su tiempo porque, por ejemplo, el sistema que desplazaba el soporte para el papel estaba impulsado por electricidad, con lo que, además de ser la primera máquina de escribir en llegar al mercado, podría también tomarse como la que inauguró la larga saga de máquinas de escribir eléctricas que han existido desde entonces.

Fue la primera máquina de escribir que salió al mercado y fue uno de los tantos dispositivos primitivos que antecedieron al modelo de máquina de escribir que comúnmente se conoce.

La esfera o bola de escribir de Hansen es uno de los aparatos de escritura más extraños jamás llevados a la práctica. Los aparatos de este tipo que se conservan actualmente se han convertido en objetos de deseo por parte de coleccionistas. Son muy escasas y carísimas.

Friedrich Nietzsche tuvo una de éstas y es considerado el usuario más famoso de las mismas.

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