El Comité Olímpico Internacional (COI) retiró su invitación a Sudáfrica a los Juegos Olímpicos de 1964 en Tokyo, cuando el ministro del Interior Jan de Klerk insistió en que el equipo no sería integrado por blancos y negros.

Para los Juegos Olímpicos de 1968 en Ciudad de México, el COI estaba preparado para readmitir a Sudáfrica después de asegurarse de que su equipo sería multirracial. Pero un boicot amenazado por las naciones africanas, se anticipó a esto y Sudáfrica fue formalmente expulsada del COI en 1970.

En 1976, con motivo de los Juegos Olímpicos en Montreal, las naciones africanas exigieron que Nueva Zelanda fuera suspendida por el COI por continuar los contactos deportivos con Sudáfrica, incluida una gira del equipo nacional de rugby.

Cuando el COI se negó, las naciones africanas se retiraron de los juegos.​ Esto contribuyó al Acuerdo de Gleneagles que fue adoptado por la Commonwealth en 1977. El COI adoptó una declaración contra el "apartheid en el deporte" el 21 de junio de 1988, para el aislamiento total del deporte bajo el apartheid.

Sudáfrica, había participado por última vez en los Juegos Olímpicos de Roma 1960. Juan Antonio Samaranch promovió la creación de una Comisión Apartheid y Olimpismo, presidida por el senegalés Keba Mbaye, que tras la eliminación del régimen de segregación por Frederik de Klerk dio el visto bueno a la readmisión de Sudáfrica, el 9 de Julio de 1991, y reapareció en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.

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