El Coliseo o Anfiteatro Flavio es un anfiteatro de la época del Imperio romano, construido en el siglo I y ubicado en el centro de la ciudad de Roma. Las obras del Coliseo empezaron bajo el mandato del emperador Vespasiano, entre 70 y 72 d.C.

Tras su inauguración en el año 80 d.C., el anfiteatro Flavio se erigió como el más grande del imperio y símbolo de la ingeniería romana de la época. Dos mil años después, sus dimensiones y los restos de su complejo entramado de túneles subterráneos, rampas y ascensores continúan sorprendiendo al mundo.

Los materiales utilizados en su construcción fueron bloques de travertino, hormigón, madera, ladrillo, piedra (toba) y mármol. Aunque la estructura está seriamente dañada debido a los terremotos y los picapedreros, el Coliseo siempre ha sido visto como un icono de la Roma Imperial y es uno de los ejemplos mejor conservados de la arquitectura romana.

En la antigüedad poseía un aforo para unos 65 000 espectadores, con 80 filas de gradas a las que se accedía por 80 puertas numeradas. Cerca de la arena se ubicaba el Emperador, su familia y los senadores, y a medida que se ascendía se situaban los estratos inferiores de la sociedad. Se llevaban a cabo luchas de gladiadores y muchos espectáculos públicos.

El Coliseo, junto con todo el centro histórico de Roma, fue admitido en la lista del Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1980. El 7 de julio de 2007 fue reconocido como una de las siete nuevas maravillas del mundo moderno.

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