Las ruinas del Shincal se encuentran ubicadas en Argentina, en el Departamento de Belén, provincia de Catamarca.

Fue construido y habitado por los Incas, en territorio que estaba en manos de grupos calchaquíes, entre 1457 y 1536, funcionó como el centro administrativo, religioso y político de la región sur del imperio, conectado con Cusco por medio de Qhapaq Ñan, el camino del inca.

La ciudad está recostada sobre un valle, a los pies de la cordillera de los Andes. Está rodeada por cuatro pequeñas montañas, tan pequeñas que les construyeron una escalera hacia la cima. Cada una apunta a un punto cardinal: la del norte y la del sur, funcionaban como Atalaya o miradores para defensa, la del Este era para Inti, el dios del sol y la del Oeste para Mama Quilla, la luna.

Para los incas, los astros tenían un valor clave para su economía agricultora y un valor supremo como divinidades. Se descubrió, entre otras cosas, una estructura de piedras en la montaña de la Luna, que apunta directamente a la salida del sol el día del equinoccio de primavera, que si uno pudiera trazar dos líneas perpendiculares que unan las cuatro montañas, en la intersección exacta se encuentra el Ushnu, el centro de energía y de poder del universo. Allí edificaron una plataforma ceremonial donde se realizaban distintos rituales a la Pacha Mama (Madre Tierra), ofreciéndole comida, bebidas y sacrificios.

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