El término arácnido nos remonta a un vocablo griego que significa araña. Pocos conocen que esto se debe al mito de Aracne, un personaje de la mitología griega y que, también, está presente en la mitología romana.

Aracne no era una diosa, ni una ninfa, era una joven mortal con una gran capacidad como tejedora. Las alabanzas de las cuales eran objeto tanto ella como su arte, terminaron por convertirla en una persona muy engreída, convencida que su forma de tejer y de bordar era inigualable y por ello superior a Atenea, diosa de la guerra y de las artesanías. Estos actos de poca humildad por parte de Aracne, llegaron a oídos de la diosa que, a pesar de haberse enfadado con la joven, quiso darle una oportunidad de redimirse.

Ovidio, el poeta romano cuenta la historia en el Libro Seis de su poema épico "Metamorfosis" en el que Aracne desafía a Minerva (como era llamada por los romanos) a una competencia de tejido. Antes de que comience, Minerva se presenta a Aracne como una anciana, se acerca a la jactanciosa joven y le advierte: "Nunca podrás compararte con ninguno de los dioses. Suplica por el perdón y Minerva podría perdonarte el alma."

Cuando Minerva no encuentra defectos en el tapiz que Aracne había tejido para el concurso, la diosa se enfurece y golpea a Aracne con su lanzadera. Después de que Aracne se ahorcó por vergüenza, la transformó en una araña.

El famoso pintor renacentista, Diego Velázquez, retrató la historia en su obra conocida como Las Hilanderas.

Más información: www.mitosyleyendas.net