La historia de Leda y el cisne es uno de los relatos más sensuales de la mitología griega, y explica de manera alegórica las pasiones y debilidades humanas.

Leda era la esposa de Tindáreo, rey de Laconia en Esparta, quien se había refugiado en el reino de Testio, padre de Leda, tras ser expulsado de Lacedemonia. Después de casarse, y gracias a Hércules, Tindáreo recuperó su reino y ocupó su trono junto a su mujer.

La versión más popular de este mito dice que Leda era una mujer muy bella, tanto que el propio Zeus la deseaba. Un día, mientras caminaba junto al río Eurotas, se encontró con un hermoso cisne que escapaba del ataque de un águila. Lo protegió y se dejó seducir por éste, que no era otro que Zeus transformado. Esa misma noche Leda también se unión a su esposo. Como consecuencia, puso dos huevos: de uno nacen Pólux y Helena, hijos de Zeus inmortales; del otro, Cástor y Clitemnestra, hijos mortales de Tindáreo.

Los hijos de Leda fueron protagonistas de grandes mitos y leyendas. Castor y Pólux, los Dioscuros, fueron héroes famosos y tiene su propia constelación, Géminis, que representa a estos gemelos. Helena, la más mujer de la Tierra, fue la supuesta causa de la ruina de Troya, y Clitemnestra que acabó víctima del matricidio más famoso de la cultura occidental, el de Electra y Orestes.

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