El óbolo de Caronte es un término que se refiere a la moneda colocada en o sobre la boca de una persona muerta antes de su entierro. Las fuentes literarias griegas y latinas especifican que la moneda era un óbolo y explican que era un pago a Caronte, el barquero que transportaba a las almas a través del río que dividía el mundo de los vivos del mundo de los muertos. Los hallazgos arqueológicos de estas monedas, de varias denominaciones en la práctica, se han denominado como "los objetos funerarios más famosos de la antigüedad".

La costumbre se asocia principalmente con los antiguos griegos y romanos, aunque también se encuentra en el antiguo Oriente Próximo. En Europa occidental se ha dado un uso similar de monedas para los entierros en regiones habitadas por celtas de las culturas galorromana, hispanorromana y romanobritánica, y entre los pueblos germánicos de la Antigüedad Tardía y la era cristiana primitiva, con ejemplos esporádicos a principios del siglo XX.

Contrariamente a la etiología popular, hay pocas pruebas que conecten el mito de Caronte con la costumbre de colocar un par de monedas en los ojos del difunto. Ni las fuentes literarias antiguas ni los hallazgos arqueológicos indican que el ritual del óbolo de Caronte explique la costumbre de la era moderna de colocar un par de monedas en los ojos del difunto.

El óbolo ​fue una moneda griega de plata cuyo valor es la sexta parte de una dracma. En la Atenas clásica estaba subdividida en ocho calcos («cobres»)

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