Las "serpientes de coral", "serpientes rabo de ají" o "coralillos", pertenecen a la familia: Elapidae, propias de zonas tropicales.

Se caracterizan por sus vivos colores. Se distinguen dos grupos de serpientes de coral: el grupo de las "serpientes de coral del Viejo Mundo" y el grupo de las "serpientes de coral del Nuevo Mundo".

Dentro de esos grupos existen 5 géneros (Calliophis, Sinomicrurus, Leptomicrurus, Micrurus y Micruroides), que luego a su vez se dividen en un total de 99 especies.

Son nocturnas y pasan casi todo el tiempo bajo hojas o troncos.

Tienen la cabeza pequeña y su cuerpo cilíndrico está decorado con aros de color negro, amarillo, rojo o blanco, tan brillantes que parecen recién pintados.

Conocida por ser una de las más venenosas, no causa en un primer momento los efectos temidos. No es dolorosa ni provoca hinchazón en la zona afectada, y los demás síntomas pueden no manifestarse hasta pasadas doce horas.

Si no se aplica un antídoto, la neurotoxina comenzará a perturbar las conexiones entre el cerebro y los músculos, provocando dificultades en el habla, visión doble y parálisis muscular y, en último término, paro respiratorio y cardíaco.

Se alimenta de lagartos, ranas y serpientes más pequeñas, incluidas otras serpientes coral. Cuando salen de los huevos, las crías de serpiente coral miden casi 18 centímetros y son ya venenosas.

Los ejemplares adultos pueden alcanzar algo más de medio metro de longitud, en cautiverio pueden vivir hasta 7 años.

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