Tras su capitulación en abril de 1945, Alemania fue ocupada militarmente por los aliados. Del 17 de julio al 2 de agosto del mismo año, los jefes de gobierno de URSS, Gran Bretaña y Estados Unidos se reunieron en la Conferencia de Postdam, cerca de Berlín.

Entre otros acuerdos, se decidió dividir el territorio alemán en cuatro zonas de ocupación: la oriental sería controlada por la URSS y la occidental por Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos.

La ciudad de Berlín, aunque situada dentro de la zona de ocupación soviética, se dividiría de la misma forma. El occidental -ocupado por norteamericanos, británicos y franceses- con 480 km2 extensión y 2 200 000 habitantes, y el soviético, con 400 km2 y 1 100 000 habitantes. Estos dos sectores no sólo no tuvieron administración conjunta, sino que acabaron dramáticamente separados por el muro de 1961.

En 1946 se creó el Comité de Control de los Aliados, encargado de dirigir este proceso. Así quedaron establecidas cinco categorías, de criminales mayores —altos cargos del partido nazi, acusados de genocidio— a simples seguidores, a los que se les limitaba la salida del país, el empleo o los derechos políticos.

Aunque esta división administrativa debería durar indefinidamente, los Estados Unidos, Francia y Reino Unido fusionaron sus zonas para contrarrestar cualquier influencia política, económica o militar desde la zona de ocupación soviética. El resultado de esta fusión fue el Estado conocido como Alemania Occidental.

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