En el Acto IV, escena V, un fantasma le habla a Hamlet, aduciendo ser el espíritu de su padre. Dice haber venido para conseguir que Hamlet vengue su muerte, que ha sido "un sucio y muy antinatural crimen". Le cuenta que cuando dormía en el jardín, un villano vertió veneno en su oído. Dicho asesino era su hermano. La elección de Shakespeare de esa técnica criminal se considera uno de los giros más extravagantes de la obra. Los historiadores estiman que esta idea argumental deriva, probablemente, de la Historia Danica de Saxo Grammaticus (S. XII); en esta obra un rey es asesinado a puñaladas por su hermano frente a testigos. Todas las revisiones efectuadas entre los siglos XI y XII no establecen que exista ninguna constancia escrita o creencia popular acerca de una muerte provocada por envenenamiento a través del oído. Lo más aproximado es la versión por la cual un cirujano francés, Ambrosio Parex, contemporáneo de Shakespeare, habría sido sospechoso de causar la muerte del rey francés Francisco II, por haberle provocado una infección del oído durante su tratamiento. Se dice que Shakespeare puede haber basado el asesinato del padre de Hamlet en este incidente. Dejando de lado la técnica criminal utilizada, Hamlet teme que el fantasma que le cuenta acerca del crimen no sea en realidad su padre. Así lo manifiesta en el cierre del II Acto, aludiendo a que podría ser un demonio que intenta condenarlo, cuestión clave en la trama de Hamlet.

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