En el tránsito organizado, los vehículos que viajan en sentidos opuestos son separados a ambos lados de la calzada para evitar el bloqueo mutuo de la circulación o eventuales colisiones. Cerca del 34 % del mundo (considerando la población de los países) conduce por el lado izquierdo de la carretera, mientras que un 66 % lo hace por la derecha. Si tenemos en cuenta el número de kilómetros de carreteras, el 28 % conducen por la izquierda; 72 % por el lado opuesto.

Muchas de las antiguas colonias británicas siempre han conducido por el lado izquierdo, entre ellas Australia, Nueva Zelanda, Fiji, Kiribati, las Islas Salomón, Tonga y Tuvalu, así como las naciones que antes eran administradas por Australia, a saber, Nauru y Papúa Nueva Guinea. Por el contrario, muchos países otros países formaban parte del imperio colonial francés.

En los primeros vehículos de motor, el asiento del conductor se situaba en el centro. Más tarde, algunos fabricantes de coches decidieron moverlo a un lugar más cercano al centro de la carretera para ayudar a los conductores a tener cuidado con el tránsito en sentido contrario, mientras que otros lo desplazaron al otro lado para que los conductores no dañaran el vehículo en muros, setos, alcantarillas y otros obstáculos. Al final, prevaleció la primera idea.

Las ventajas de conducir en un lado u otro es normalmente una cuestión de conformidad y uniformidad antes que el resultado de beneficios naturales o prácticos.

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