Aunque parezca raro, el uso de las tarjetas comenzó en el Mundial de México del año 1970. Anteriormente se advertía verbalmente, esta forma de hacerlo trajo innumerables problemas, ya que casi nadie se enteraba de la decisión del árbitro.

El incidente que fue "la gota que derramó el vaso", aconteció en el Mundial de Inglaterra del año 1966. Durante el partido por cuartos de final entre el local y la Argentina, a los 35 minutos del primer tiempo el árbitro alemán Rudolf Kreitlein cobra una dudosa falta sobre Bobby Charlton. Antonio Rattín como capitán de la selección, se acerca al árbitro para pedirle explicaciones, le muestra la cinta de capitán y el árbitro con el dedo índice señala hacia afuera del campo ante la atónita mirada de Rattín. Tras 10 minutos de discusión y traductor de por medio, Rattín abandona el campo de juego. El partido lo terminó ganando Inglaterra 1 a 0.

Lo curioso fue que al terminar el partido también se conocería que el árbitro había amonestado a los jugadores ingleses Jack Charlton y Bobby Charlton, sin que nadie lo supiera.

Después de ese partido, el ex-árbitro inglés Keneth George Aston, iba manejando por las calles de Londres pensando en lo sucedido y como evitarlo. Al llegar a una esquina el semáforo cambia a color amarillo y luego a rojo. Esto le hizo "encender la lamparita" y así determinó que para advertir a un jugador se mostraría color amarillo y si se lo expulsaba, se le mostraría rojo. La FIFA aprobó esta propuesta.

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