Entre los meses de junio y agosto en la zona comprendida entre el Sáhara, Palestina, Jordania, Siria y los desiertos de Arabia existe el conocido y muy temido ‘simún’ (o simoon, el viento rojo del Sáhara).

De entrada, es un viento extremadamente cálido y seco puesto que su temperatura puede superar los 50-54ºC y su humedad no es superior al 10%. No es de extrañar el origen de su nombre, que proviene de la palabra árabe ‘samûn’ (de samm, que significa ‘viento venenoso’).

Encontrarse con él debe de ser lo más parecido a adentrarse en el infierno ya que las personas que se quedan atrapadas en sus entrañas pueden morir por asfixia o hipertermia (golpe de calor).

No se puede luchar ni hacer nada contra él, solo buscar un refugio y esperar que calme su furia.

Las tormentas que producen el ‘simún’, tienen estructuras rotatorias semejantes a un ciclón, es decir, que se desplazan con rapidez circulando en sentido contrario a las agujas del reloj, generando estos muros de arena que pueden llegar a transportar este polvo desde los desiertos africanos hasta algunas islas del Caribe o Europa.

Algunas veces el simún avisa con una nube de polvo y arena que se acerca amenazadora por el horizonte; otras en cambio simplemente aparece tiñendo el día de color rojo, azotando con violencia casas, árboles y personas.

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