El salitre es un mineral compuesto por la mezcla natural de nitrato de potasio y nitrato de sodio.

Se utiliza principalmente en la fabricación de ácido nítrico, ácido sulfúrico, nitrato de potasio, y como fertilizante en agricultura, entre otros usos medicinales e industriales.

Sin embargo, su importancia estratégica durante el siglo XIX fue la utilización en la fabricación de pólvora, dinamita, fósforos y otros explosivos.

Durante su auge, la extracción estuvo concentrada en Bolivia, Perú y Chile, que llegaron a ser los únicos países productores, siendo la mayoría de las empresas creadas por capitales ingleses que conformaron el Monopolio del Salitre.

Al comienzo de la Primera Guerra Mundial, el salitre tuvo una demanda intensiva, y como los principales yacimientos estaban en manos inglesas, fue el bando contrario, que sufría por no disponer libremente de las cantidades que necesitaba, el que tuvo incentivo para buscar medios alternativos de producción de pólvora. Finalmente, el físicoquímico alemán, Fritz Haber, desarrolló un sustituto sintético del salitre que fue industrializado, marcando el fin de la era comercial del salitre natural. Gracias a ese trabajo, Fritz Haber, obtuvo el premio Nobel de Química en 1918. A partir de ese momento, los capitales ingleses fueron abandonando paulatinamente el territorio salitrero en Sudamérica, dejando un tremendo problema social de cesantía y desplazamiento de obreros que se conoce como la Crisis del Salitre.

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