La Mina de Naica, localizada en la población del mismo nombre, Chihuahua, México, es conocida en todo el mundo por las extraordinarias formaciones de cristales de selenita de hasta 13 metros de largo y 2 de espesor.

Se trata de uno de los lugares más fascinantes del planeta. Ubicada a 300 metros de profundidad, las condiciones en su interior son extremas, 50 ºC de temperatura y 98% de humedad, por lo que es difícil permanecer en su interior más de unos minutos. La cueva está cerrada al público. Recientes investigaciones determinaron que los cristales crecieron muy lentamente, unos pocos milímetros por siglo, por lo que se estima que los cristales de Naica tienen varios centenares de miles de años de edad.

La selenita es una variedad del mineral yeso (sulfato de calcio hidratado) en forma de cristales transparentes. La denominación se debe al tipo de brillo que presenta, que parece recordar a la luz de la luna.

El mineral ya era conocido por los romanos, que lo denominaban Lapis specularis (piedra espejo) por su capacidad de dividirse en finas láminas. El historiador romano Plinio el Viejo (23-79) describe en su enciclopedia "Naturalis historia" la extracción de este mineral y su uso para confeccionar ventanas y lámparas.

En la época de los romanos los yacimientos más importantes estaban en la Península Ibérica, Asia Menor y Norte de África, siendo los de la antigua ciudad de Segóbriga (la actual ciudad española de Cuenca) los de mayor envergadura.

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