La cultura hohokam apareció por primera vez en los valles de los ríos Salí y Gila, en el sur de Arizona, en torno a 300 a.C. Los primeros hohokam (300 a.C.-500 d.C.) vivían en casas de cañas recubiertas de barro, colocadas en cuevas poco profundas excavadas en la arena para mantenerlas frescas. Dado que el desierto era muy seco, excavaron canales desde los ríos para irrigar sus campos. La caza y la recolección les proporcionaban un suplemento alimenticio.

Entre los años 500 y 1100 d.C., se extendieron hacia el sur y establecieron lazos con México. Prueba de ello es el descubrimiento de patios para el juego de pelota (similares a los utilizados por los mayas) y de objetos poco habituales como espejos de pirita (un mineral brillante de color amarillento) y conchas. Comenzaron a cultivar algodón y maíz y excavaron una amplia red de canales, lo que requirió una amplia colaboración entre poblados.

Entre los años 1100 y 1400, comenzaron a incorporar aspectos del estilo anasazi a su arquitectura. Construyeron asentamientos compactos rodeados por gruesos muros de adobes hechos de piedra y arena.

Snaketown, el principal asentamiento hohokam, ocupa más de 120 hectáreas y posee más de 100 kivas (habitaciones subterráneas utilizadas para reuniones y ceremonias religiosas). Cuando los valles fueron finalmente abandonados, dejaron atrás una compleja red de canales que testimonian sus habilidades como ingenieros; sólo en el valle del río Salt había más de 240 kilómetros de canales.

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