Durante la cuarta cruzada, los Venecianos ocuparon Constantinopla, capital del Imperio Bizantino (hoy en día Estambul, Turquía).

Entre las numerosas piezas del suculento botín que llegó a Venecia estaban los caballos de una cuadriga (carruaje de cuatro caballos guiados por un auriga) de bronce dorado de la época imperial -siglo IV-.

Hay varias teorías sobre su creador y su fin primigenio, pero cuando realmente se comienzan a saber de ellos es en 1204. Entonces, los cuatro equinos de cobre formaban una maravillosa escultura dentro del hipódromo en Constantinopla.

A mediados del siglo XIII los 4 impresionantes caballos fueron colocados en la terraza de la Basílica de San Marcos, simbolizando así el poder veneciano.

Cuando Napoleón se adueña de Venecia, en 1797, no dudó en llevárselos a París, para que coronaran el Arco de Triunfo del Carrusel, hasta que, con su caída, bajaron también de allí para volver a la Basílica de San Marcos en 1815.

Actualmente, las piezas que podemos observar en el exterior de la basílica son copias, debido a la terrible contaminación ambiental que sufre Venecia. Los 4 caballos originales se conservan en el pequeño Museo de San Marcos, en la propia basílica.

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