El matemático y físico André Marie Ampere (1775-1836) acudía a una importante reunión de la Academia de París en un carruaje cuando le vino a la mente una idea brillante. Inmediatamente la anotó en una varilla del vehículo: dH=ipdl/r2.en donde p es la distancia perpendicular de P a la línea del elemento dl; o dH= i sen 0 dl/r2. Esto se conoce como Ley de Laplace, aunque éste no estuviese en la reunión.

Lo cierto es que el taxi llegó a la Academia. Ampere se bajó, pagó al conductor y entró rápidamente en el lugar de reunión a explicar a todos su idea. Entonces cayó en la cuenta de que no había tomado nota de ella, recordó dónde la había apuntado, y hubo de lanzarse por las calles de París a la caza de aquel carruaje para recobrar su ecuación perdida.

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