El origen del trompo es más bien incierto aunque se tiene conocimiento de su existencia de peonzas desde el año 4000 a. C., ya que se han encontrado algunos ejemplares, elaborados con arcilla, en la orilla del río Éufrates. Hay rastros de trompos en pinturas muy antiguas, en algunos textos literarios que citan el juego y en escritos del historiador romano Marco Porcio Catón y Virgilio del siglo 1 a.C. los menciona en su obra Eneida.

Tradicionalmente los trompos eran hechos por artesanos o por los propios niños, jóvenes o sus padres, se buscaba la madera más resistente para las duras pruebas a las que era expuesto este juguete. Hoy en día la confección de los trompos se ha industrializado y las maderas son más bien blandas, incapaces de resistir los golpes entre ellos al jugar y los castigos que consisten en “herir” al trompo perdedor con la púa la cual es principalmente de metal.

Antiguamente era muy común jugar al trompo en recreos del colegio o al salir de éste, en las veredas, en el patio de las casas, hasta muy tarde y sobre todo los fines de semanas casi todo el día. Lo más emocionante era o es, lograr subir el trompo (girando) a la palma de la mano.

El trompo o también conocido como peonza, piao, pirindola, pirinola, buixana, et. tiene tres partes: cabeza, cuerpo y púa; para completar el juego se utiliza una lienza la cual se enreda en la cabeza, se enrolla en el cuerpo a partir de la púa y al lanzarlo al suelo inicia su largo girar.

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