"La flor de la canela", "Fina estampa", "El puente de los suspiros" forman parte de la obra de Chabuca Granda (1920-1989). Autodidacta y de extraordinaria sensibilidad, Chabuca compuso más de un centenar de canciones basadas en el folclore y la historia de su país, Perú.

"La flor de la canela" es un vals peruano, compuesto como regalo de cumpleaños para Victoria Angulo, empleada de casa de unos amigos, la mujer que la introdujo en fiestas de negros y mulatos del barrio de Rimac donde trataría a maestros de la guitarra criolla y a ilustres cajoneros.

María Isabel Granda Larco, hija de un ingeniero de minas, nació en Apurímac, Perú. Cuando era niña, la familia se trasladó a Lima, donde cursó estudios en un colegio de élite. Luego, como era habitual en las jóvenes de su clase, se dedicó a una vida ociosa combinando el deporte y las reuniones sociales.

Lo suyo fue una auténtica revolución: una dama de la buena sociedad limeña que estaba fascinada por la marginada música de los peruanos de raíz africana, del landó a la zamueca. Mujer inquieta, estuvo relacionada con la izquierda peruana; llegó a escribir un ciclo de canciones dedicadas al poeta Javier Heraud, que se unió a la guerrilla y murió en un enfrentamiento.

Su influencia fue inmensa, tanto dentro como fuera del Perú. Susana Baca fue una de sus protegidas y destacadas discípulas. "Fina estampa" dio título al bellísimo homenaje de Caetano Veloso a la canción hispanoamericana.

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