El Peloponeso es una península de Grecia que debe su nombre a Pélope, un personaje mitológico cuya leyenda los griegos representaron en sus pinturas y esculturas.

Pélope era hijo del rey Tántalo de Anatolia, quien quiso ofrendar a los dioses con un exquisito banquete, cuyo plato principal era su propio hijo. Démeter comió el hombro izquierdo, mientras que los demás dioses advirtieron el origen y le devolvieron la vida, reemplazando su hombro con uno de marfil. Vivió un tiempo en el Olimpo y luego regreso con los mortales.

Conoció a Hipodamía, hija de Enomao, rey de Olimpia, y quiso casarse de inmediato, pero antes debía vencer al rey en una carrera de carros. El rey sabía que una profecía afirmaba que moriría a manos de su yerno, por lo que, ya había vencido y matado a treinta pretendientes.

Para asegurarse la victoria le pidió ayuda a los dioses quienes le otorgaron un carro tirado por caballos alados, además, sobornó al auriga del rey, llamado Mírtilo, para que también lo ayude. Éste aflojó las ruedas del carro y cuando estaba por terminar la carrera se soltaron y el carro se rompió, arrastrando al rey hasta morir. Así el joven pudo casarse con su amada, con quién tuvo tres hijos.

Durante su reinado, controló todo el Peloponeso, término que significa “isla de Pélope”. Luego de morir, sus huesos fueron llevados a Troya por los griegos porque un oráculo afirmó que de ese modo ganarían la Guerra de Troya, y así fue.

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