Los senegaleses son el grupo migratorio más numeroso de entre los migrantes africanos subsaharianos que comenzaron a llegar a Argentina desde mediados de la década de los 90.

Hacia 2015 la comunidad senegalesa en Argentina rondaba los 2.500 miembros. Se trata de varones de entre 18 y 25 años de origen wolof (grupo étnico que se encuentra en Senegal, Gambia y Mauritania) y pertenencia religiosa en su mayoría mouride ( son las creencias y prácticas realizadas por la cofradía muridí, una orden islámica sufí), dedicados a actividades vinculadas con el comercio, fundamentalmente la venta ambulante de relojes, anteojos pulseras etc.

Entre las causas de estas nuevas migraciones de africanos hacia Argentina, y Sudamérica en general, se encuentran el endurecimiento de las políticas migratorias en Europa y América del Norte, las oportunidades para la inserción laboral y para la circulación dentro de Sudamérica, la porosidad de las fronteras y el establecimiento de redes migratorias más o menos afianzadas.

Los circulantes se caracterizan por la fidelidad a un lugar de origen, una postura de distanciamiento con respecto a las perspectivas de integración y a veces, una instrumentalización pasajera de la ciudadanía.

Su referencia es el territorio que construye, recorre, atraviesa, sin preocuparse demasiado por los valores o las costumbres del lugar en que se encuentra y su aprendizaje de las relaciones con el natural del país.

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