La daga de hierro de Tutankamón está estrechamente relacionada con la composición de meteoritos, incluyendo su homogeneidad.

La composición de la hoja es principalmente hierro (Fe), 11% níquel (Ni) y 0.6% cobalto (Co). Esto significa que su composición se sitúa dentro del promedio de un grupo de 76 meteoritos descubiertos con anterioridad (estudio publicado en junio de 2016).

Cuando Howard Carter desenvolvió la momia de Tutankamón, aparecieron sobre el cuerpo del joven rey, entre otros muchísimos tesoros, dos dagas ceremoniales de asombrosa factura: una atravesada en un cinturón sobre el abdomen y la otra colocada sobre el muslo derecho.

La primera, de 31,9 centímetros, era una auténtica joya, con mango y vaina de oro, piedras semipreciosas y pasta vítrea y la hoja enteramente de oro, la segunda (numerada 256K), un poco más larga (34,2 centímetros) e igualmente una obra de arte, con pomo de cristal de roca, reveló al sacarla de su vaina una sorpresa mayúscula: la hoja de hierro.

La composición de la hoja, determinada con exactitud mediante espectrometría de fluorescencia de rayos X, presenta un alto porcentaje de níquel (11 %) solo compatible con la procedencia de hierro de meteorito.

Las trazas de cobalto en el metal confirman la hipótesis, según los estudiosos, que destacan que el análisis se produjo con un aparato portátil en el propio museo y sin que la daga sufriera ningún riesgo.

La daga se encuentra exhibida en el Museo Egipcio de El Cairo.

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