La banquisa es una capa de hielo flotante que se forma en las regiones de los océanos polares. De la formación temprana de esta superficie helada depende la supervivencia de los osos polares, ya que es por ella por donde pueden caminar y, por lo tanto, cazar.

El agua se congela desde la superficie, ya que la que está en el fondo está más cálida debido a que tiene dificultades para aumentar su temperatura al llegarle los rayos solares muy debilitados, mucho más de lo que llegan ya a la superficie de los Polos. Así, comienza a solidificarse cuando disminuye el punto de fusión/solidificación que acompaña a la salinidad, lo que se conoce como descenso crioscópico.

La banquisa antártica y la ártica son muy diferentes:

Antártica: durante el mes de diciembre austral, desaparece casi por completo. En invierno, vuelve a formarse, hasta cubrir prácticamente todo el continente. En septiembre, en plena temporada fría o Noche Polar como se le llama, alcanza los 18,8 millones de km2, mientras que en marzo, en la temporada cálida o Día Polar, se reduce hasta los 2,6 millones de km2. Así pues, se trata de una superficie helada temporal.

Ártica: al otro lado del mundo, el suelo helado está siempre así, congelado. Se funde cada año las partes más próximas a los continentes circundantes, momento que aprovechan para navegar por el océano Ártico. Aún así, también experimenta cambios a lo largo del año: en marzo alcanza los 15 millones de km2, y en septiembre los 6,5 millones de km2.

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