La manzanilla de la muerte, o de la arena, o de la playa (Hippomane mancinella), crece en regiones costeras, sobre suelos arenosos de alta concentración salina. Se extiende desde Florida en Estados Unidos hasta Colombia. Abunda en varias islas del mar Caribe, entre ellas la Isla de Margarita en Venezuela. En algunos lugares está marcado con cruces rojas o placas de alerta.

Figura en el libro Guinness de los récords como el árbol más peligroso del mundo, ya que la planta es severamente tóxica para los humanos y mamíferos, aunque algunos reptiles se alimentan de sus frutos y se alojan en su copa.

El contacto con la savia produce una violenta sensación de ardor, inflama los tejidos y provoca ampollas y erupciones en la epidermis. En las mucosas la sensación es aún más agresiva, y es particularmente peligrosa en el tracto digestivo. La causticidad es tan elevada que consume con facilidad la tela de algodón y otros materiales ligeros.

El humo producido por la quema de hojas y madera es igualmente irritante.

El polen que emite esta planta es altamente alergénico y puede desatar severas reacciones en personas sensibles.

Sus frutos, muy parecidos a las manzanas, son aromáticos, dulces y sabrosos. Su ingestión puede causar vómitos y diarrea tan severos que deshidratan el cuerpo hasta provocar la muerte.

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