Las aceitunas de kalamata se llaman así en honor a la ciudad del donde se produjeron por primera vez, ubicada en la región de Mesenia, en la península del Peloponeso. Desde allí, se expandió a otras regiones limítrofes, gracias a las excelentes condiciones climáticas de la zona. Hoy, estas aceitunas griegas ostentan el estatus de Denominación de Origen Protegida, y son una complemento perfecto, por su intenso sabor, para muchos platos, como ensaladas, pastas, pizzas y aderezos.

Pueden prepararse de diferentes formas para su comercialización. Se parte de frutos frescos maduros que, tras su recolección durante el invierno, deben primero pasar por un proceso de fermentación láctica y conservación en salmuera. Posteriormente pueden envasarse añadiendo vinagre y aceite de oliva, así como diferentes aliños, o venderse directamente a granel. Gozan de gran aceptación en Grecia y otros países limítrofes y países productores, así como en muchas otras partes del mundo.

Desde un punto de vista nutricional, es de destacar que estas aceitunas kalamata son ricas en grasas y bajas en carbohidratos. Quizás, el valor más negativo es su cantidad de sal, que puede oscilar aproximadamente entre el 25% y el 50% del valor diario recomendado.

En cuanto a los micronutrientes, destaca su contenido en vitaminas liposolubles, como la vitamina A, esencial para mantener una visión saludable, y la vitamina E, un potente antioxidante que puede mejorar la salud del corazón.

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