Junto a la cordillera de Los Andes, labrado por el agua, los hielos y volcanes, el territorio de Chile se encuentra situado sobre una de las zonas de mayor actividad volcánica y sísmica de todo el planeta, el Cinturón de Fuego del Pacífico, que es el resultado directo de la tectónica de placas, el movimiento y la colisión de las placas de la corteza terrestre.

Con más de 2.000 volcanes en su territorio, 60 con registro histórico de actividad y 90 potencialmente activos, Chile posee una de las cadenas volcánicas más extensas del mundo.

Grandes erupciones históricas como la del Volcán Quizapú (1932), Hudson (1991), Láscar (1993), Chaitén (2008), Cordón Caulle (2011) y Calbuco (2015) han tenido consecuencias a escala regional y global.

De los volcanes chilenos, cuarenta y tres son monitoreados por la Red Nacional de Vigilancia Volcánica del Servicio Nacional de Geología y Minería de Chile (Sernageomin).​ Según un estudio de dicho organismo, los diez volcanes más peligrosos de Chile son: Villarrica, Llaima, Calbuco, Chaitén, Láscar, Michinmahuida, Nevados de Chillán, Lonquimay, Copahue y Azul-Quizapú.

Por esta alta actividad volcánica, desde hace décadas Chile se ha vuelto un país de gran interés científico en torno a este tema, pero son los turistas los que durante los últimos años han comenzado a aventurarse a observar, conocer y hasta escalar a estos gigantes montañosos.

Más información: www.volcanesdechile.net